Economia: LA PÉRDIDA DE EMPLEOS EN AMÉRICA LATINA ES TRES VECES MÁS COMÚN ENTRE LOS HOGARES POBRES

El BID advierte del “impacto desproporcionado” de la pandemia sobre los más vulnerables y anima a reformar los sistemas de protección social.

América Latina tardará años en volver a los niveles de bienestar de 2019. Tras una década de reducción contundente en la desigualdad, la crisis del coronavirus volverá a abrir la brecha. La pandemia ha afectado de forma “desproporcionada” a la población más vulnerable: los hogares pobres que sufren el desempleo son tres veces más numerosos que los ricos, apunta un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) publicado este viernes. Ante lo que se prevé como una crisis duradera, los autores del estudio recomiendan ir más allá de las medidas de emergencia y remozar unos sistemas de protección social insuficientes.

La pandemia ha caído como una losa en una de las regiones más desiguales del planeta, donde el 1% más rico percibe el 21% de los ingresos totales, el doble que en países con un nivel de desarrollo similar. El confinamiento agresivo decidido por varios Gobiernos ha puesto una camisa de fuerza a los más vulnerables, muchos de ellos trabajadores informales que dependen de las ventas en la calle para vivir. Un 70% de los hogares con menores ingresos tiene al menos a un miembro que se ha quedado sin empleo. Es más del triple que en lo alto de la pirámide, donde casi el 20% reporta casos de desempleo, apunta el estudio La crisis de la desigualdad, uno de los intentos recientes más ambiciosos para medir la evolución de la brecha en la región.

Tras analizar 129 recesiones entre 1972 y 2018 en 22 países de la región, el informe señala que la actual no será como sus predecesoras. En las anteriores, el segmento más afectado en promedio fue la clase media. El desempleo aumentó un 26% entre las personas con un alto nivel educativo, frente a un incremento del 20% entre aquellas con bajos niveles de educación. “No todas las crisis son regresivas. La pobreza aumenta, el desempleo aumenta, pero en general a los que pega más fuerte es a las clases medias”, dice el economista Julián Messina, uno de los coautores del informe. “Esta crisis es distinta”.

La capacidad para teletrabajar, por ejemplo, es un lujo fuera del alcance de muchos. Falta acceso a la tecnología apropiada y no encaja con el tipo de trabajos informales que emplea a un segmento importante de la población. En los dos quintos con menores ingresos, cerca del 33% de los hogares tenía al menos un miembro que teletrabajaba, frente al 65% de los hogares de ingresos altos, apunta el informe.

El relajamiento de las medidas de confinamiento no tiene por qué cerrar la herida de forma inmediata. Los trabajadores informales van a poder volver a sus ocupaciones, pero los ingresos van a quedar tocados por un tiempo aún difícil de estimar, apunta Messina. “Incluso después de la cuarentena, los efectos regresivos se van a mantener porque esas ocupaciones requieren mucha proximidad. Las ganancias se van a reducir fuertemente”.

América Latina tardará años en volver a los niveles de bienestar de 2019. Tras una década de reducción contundente en la desigualdad, la crisis del coronavirus volverá a abrir la brecha. La pandemia ha afectado de forma “desproporcionada” a la población más vulnerable: los hogares pobres que sufren el desempleo son tres veces más numerosos que los ricos, apunta un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) publicado este viernes. Ante lo que se prevé como una crisis duradera, los autores del estudio recomiendan ir más allá de las medidas de emergencia y remozar unos sistemas de protección social insuficientes.

La pandemia ha caído como una losa en una de las regiones más desiguales del planeta, donde el 1% más rico percibe el 21% de los ingresos totales, el doble que en países con un nivel de desarrollo similar. El confinamiento agresivo decidido por varios Gobiernos ha puesto una camisa de fuerza a los más vulnerables, muchos de ellos trabajadores informales que dependen de las ventas en la calle para vivir. Un 70% de los hogares con menores ingresos tiene al menos a un miembro que se ha quedado sin empleo. Es más del triple que en lo alto de la pirámide, donde casi el 20% reporta casos de desempleo, apunta el estudio La crisis de la desigualdad, uno de los intentos recientes más ambiciosos para medir la evolución de la brecha en la región.

Tras analizar 129 recesiones entre 1972 y 2018 en 22 países de la región, el informe señala que la actual no será como sus predecesoras. En las anteriores, el segmento más afectado en promedio fue la clase media. El desempleo aumentó un 26% entre las personas con un alto nivel educativo, frente a un incremento del 20% entre aquellas con bajos niveles de educación. “No todas las crisis son regresivas. La pobreza aumenta, el desempleo aumenta, pero en general a los que pega más fuerte es a las clases medias”, dice el economista Julián Messina, uno de los coautores del informe. “Esta crisis es distinta”.

La capacidad para teletrabajar, por ejemplo, es un lujo fuera del alcance de muchos. Falta acceso a la tecnología apropiada y no encaja con el tipo de trabajos informales que emplea a un segmento importante de la población. En los dos quintos con menores ingresos, cerca del 33% de los hogares tenía al menos un miembro que teletrabajaba, frente al 65% de los hogares de ingresos altos, apunta el informe.

El relajamiento de las medidas de confinamiento no tiene por qué cerrar la herida de forma inmediata. Los trabajadores informales van a poder volver a sus ocupaciones, pero los ingresos van a quedar tocados por un tiempo aún difícil de estimar, apunta Messina. “Incluso después de la cuarentena, los efectos regresivos se van a mantener porque esas ocupaciones requieren mucha proximidad. Las ganancias se van a reducir fuertemente”.

(Sala de Prensa con El País)

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